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OCTUBRE DE 2007 |
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- + Miedo al ridículo y ansiedad social
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- + La exploración del nanomundo
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- + Neuropsicología y aprendizaje escolar
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- + Tuberculosis y tecnología de punta
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NOBORU TAKEUCHI |
LA EXPLORACIÓN DEL NANOMUNDO |
El STM |
Tanto el conocimiento como el control en la escala nanoscópica se debe a los avances tecnológicos y científicos realizados en diferentes frentes. Uno de ellos: la invención y el desarrollo del microscopio de barrido por tunelamiento de electrones. Gracias a él, hoy podemos ver con resolución atómica las estructuras que se forman a muy pequeñas dimensiones.
En 1981, Gerg Binnig y Heinrich Rohrer, del laboratorio IBM en Zúrich, Suiza, construyeron el primer microscopio de efecto túnel, hecho que les hizo obtener el premio Nobel en 1986 [1]. El STM es la base de una variedad de nuevos microscopios como el de fuerza atómica (AFM, Atomic Force Microscope), el cual mide la fuerza ejercida sobre una punta cuando se mueve sobre la superficie (figura 1).
En el mundo macroscópico, podemos conocer la forma de un objeto con sólo verlo o tocarlo para percibir sus diferentes contornos. De esta manera, estamos usando nuestros ojos y manos como sondas para estudiar dicho objeto. El STM y los otros nuevos microscopios funcionan de manera similar: acercan una sonda a la superficie del objeto para medir alguna propiedad física como la fuerza, la corriente o el campo magnético, entre otras, para revelar la estructura de la superficie. En el caso del STM, la sonda es una punta metálica terminada en unos pocos átomos, con lo cual se mide la corriente eléctrica que fluye entre esta punta y la superficie por estudiar.
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