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0CTUBRE DE 2007
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RAFAEL J. SALÍN PASCUAL
MIEDO AL RIDÍCULO Y ANSIEDAD SOCIAL
Contraste relaciones animales-relaciones humanas

Los animales que viven en colonias como hormigas, abejas o avispas, tienen una estratificación en la organización del trabajo y se comportan como un ser multicelular; de hecho se ha descubierto que tienen una alta concordancia genética; es decir, están programados genéticamente para cumplir un trabajo en el enjambre y nada más, lo que puede significar cuidar de la abeja reina, reparar celdas o ser machos de la colmena y morir en el vuelo nupcial; incluso, pueden suicidarse en defensa de la colmena, lo que ocurre cuando pican a algún animal, pues con el aguijón se desprende también el abdomen.

Pero no tenemos muchas posibilidades de hacer comparaciones de las respuestas humanas a estos factores con las de sociedades animales; dicho técnicamente, no existen modelos animales de ansiedad social. Fuera de unas pocas especies, no hay sociedades extensas con patrones de comunicación muy elaborados y, por supuesto, ninguno tan sofisticado como el sistema de comunicación humana que comprende símbolos escritos, hablados, gestuales, de expresión corporal y de comunicación mediante imágenes, desde las pinturas rupestres hasta las electrónicas hoy día.

Para el estudio de otras formas de ansiedad y estrés se utilizan los modelos de condicionamiento clásico basados en la creación de un conflicto. Por ejemplo, en el modelo de Vogel, se priva de agua a los roedores de laboratorio y después de 24 horas se colocan botellas de agua a su alcance, con una punta metálica que, al contacto con la lengua de la rata, cierra un circuito eléctrico y el animal recibe una descarga de leve intensidad, de tal forma que desea ingerir el líquido, pero no lo hace fácilmente,1 y la respuesta que se produce tiene mucha similitud con la ansiedad de lo seres humanos. Conviene recordar que los modelos animales proporcionan una pista importante relacionada con los factores neurobiológicos y bioquímicos que inciden en nuestro comportamiento (cuadro 1).

Otro modelo de ansiedad social en animales es conocido como modificación en la demanda de alimentos. Para llevar a cabo este estudio se expone a las madres primates no humanas en periodo de lactancia, a cambios en la calidad y cantidad de su alimentación, y eso repercute en una conducta de mayor disponibilidad para destetar a sus crías, lo que las convierte en un modelo de negligencia materna forzada. La repercusión observada en los animales que de bebés tuvieron esta separación temprana de la lactancia fue que, al crecer, adoptan formas de conducta de aislamiento: son periféricos, aún permaneciendo en el grupo, y se podrían calificar como tímidos, además de padecer muchos de los cambios relacionados con el estrés comentado en el cuadro 1.

Se sabe que la hormona oxitocina está relacionada con algunos aspectos del mantenimiento de la conducta maternal, el apareamiento y en las interacciones no sexuales en primates no humanos. En un modelo de ratón knockout (en el cual se bloquea el gen que fabrica esa hormona), se observó que estos animales emiten pocos llamados para corregir su aislamiento, y tienen una interacción social muy reducida. Los investigadores han propuesto, además, que el sustrato neurológico del apego está vinculado a las vías neuronales del reconocimiento social: olfato, oído y estimulación visual, los que a su vez están relacionados con patrones del sistema dopaminérgico2 que tienen como principal función la de reforzar las conductas por la vía de la recompensa.

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