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Mayo-junio 2011
Hélix
 Testigos de una historia DR. HÉCTOR MAYAGOITIA DOMÍNGUEZ*
Rumbo a la independencia científica y tecnológica
 Testigos de una historia

Tuve la oportunidad de dirigir el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) entre diciembre de 1982 y mayo de 1988. Recibí el Consejo de Edmundo Flores Flores, buen amigo mío, investigador en economía agrícola, quien hizo una gran labor al frente de la institución.

El progreso del país debe basarse en los avances científicos y tecnológicos y, consecuentemente, en estímulos correspondientes; no solamente creando nuevas instituciones dedicadas al desarrollo de ciencia y tecnología, sino fortaleciendo las que ya existen, e impulsando la formación de recursos humanos.

La base del desarrollo
Es preciso crear conciencia en los estudiantes, crear carreras, establecer programas específicos y fomentar que en todas las instituciones educativas de nivel superior exista un ingrediente de ciencia y tecnología, buscando que éstas sean la base del estudio y solución de los grandes problemas nacionales y regionales e, incluso, los propiamente locales. Esto depende de una decisión política que oriente en uno o en otro sentido la ciencia y la tecnología.

El Conacyt, durante mi gestión, administraba alrededor de la décima parte del presupuesto global dedicado a la ciencia y la tecnología, pero la Secretaría de Agricultura hacía lo suyo, y la Secretaría de Salud también, aunque sin ninguna coordinación. Por ello, surgió la Ley de Coordinación de la Ciencia y la Tecnología, para que todo el recurso federal se organizara y se coordinara.

Etiquetamos en ese tiempo 20% del presupuesto para apoyar la investigación básica, 30% a la investigación aplicada u orientada –específicamente al estudio y solución de problemas de nuestro país– y 50% al desarrollo tecnológico, especialmente para un programa de riesgo compartido con las empresas, enfocado a la elaboración de estudios de problemas de innovación. Con este último, Conacyt recuperó muchísimo dinero de sus inversiones; la mayoría de los casos de apoyo fueron exitosos.

Durante mi administración, el Consejo dependía de la Secretaría de Programación y Presupuesto. Por instrucciones de Carlos Salinas de Gortari, entonces secretario de Programación y Presupuesto, se establecieron Subcomisiones de Ciencia y Tecnología en 22 Coplades (Comités de Planeación del Desarrollo Estatal), que se expandieron a toda la República. El objetivo de los Coplades era planear el desarrollo la entidad, y se fue fortaleciendo la participación presupuestal de la empresa privada en ciencia y tecnología.

Debe existir la decisión y la convicción de que es necesario invertir más e invertir bien, es decir, en congruencia con las necesidades del país, con una línea de trabajo, con lo que está planteado en el Plan Nacional de Desarrollo… Hacia allá vamos.

COMUNIDAD CIENTÍFICA CON VOZ
La comunidad científica fue la que dirigió el Conacyt: analizaba qué proyectos de investigación básica, aplicada o de desarrollo tecnológico debían apoyarse, ya que el Director General no contaba con preparación en todas las áreas del conocimiento para tomar todas las decisiones. Realizábamos grandes asambleas, con alrededor de 100 investigadores que se reunían por áreas de conocimiento; los temas de investigación por apoyar se decidían gracias a un análisis hecho por pares del área en cuestión. Igualmente, en los aspectos de desarrollo tecnológico, trabajábamos con empresarios e industriales. El tema de becas era discutido por miembros de la academia y de instituciones educativas de posgrado.

Mediante consultas, elaboramos el ProgramaNacional de Desarrollo Científico y Tecnológico. El entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado, lo lanzó, en 1983. La Ley de Coordinación del Desarrollo Científico y Tecnológico surgió durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Junto con la comunidad científica, además, se tomó la decisión de expandir y repartir el presupuesto: 35% para el Distrito Federal, 15% a los estados circunvecinos, 15% la zona norte, 15% a la zona noreste, 10% a la zona occidente, 10% a la zona sureste. No debíamos repartir a quien no pudiera ejercer el presupuesto. Pero por otra parte, impulsamos a pasantes para que fueran a hacer más servicio social a la provincia, y que investigadores con año sabático fueran a hacerlo en las instituciones de provincia con apoyo del Conacyt. Era una forma de ir irradiando ciencia y tecnología a todo el país y no únicamente en el D. F. y sus alrededores.

CULTURA CIENTÍFICA
Es muy importante analizar lo que ha pasado en otros países que, mediante la incorporación de más recursos económicos y más acciones en ciencia y tecnología, han logrado apresurar el paso y ser más soberanos.

El gran reto del Conacyt es generar conciencia en todos los actores y sectores involucrados en la asignación de presupuesto, para poder dedicar recursos económicos de mayor cuantía a la ciencia y la tecnología en todos los estados y municipios de la república. ¿Cómo podríamos alcanzar el anhelado 1% del Producto Interno Bruto? Incrementando 15% del PIB cada año, y luego distribuyendo bien esos recursos económicos para que rindan al país, y el país esté convencido de que realmente vale la pena invertir en ciencia y tecnología porque está redituando en su beneficio, en su grandeza, en la satisfacción de sus necesidades, en la resolución de sus problemas.

Las carencias de las grandes mayorías de México no pueden esperar, tenemos que buscarles solución y atención definitiva.

La ciencia y la tecnología son fundamentales para la democracia, la independencia y la soberanía; son bases para el desarrollo y, consecuentemente, para la justicia social. Debemos crear tecnología propia para el uso de nuestros recursos.

LA ESTRATEGIA DEL SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES
Yo era director del Conacyt cuando nació el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en 1984. El objetivo del proyecto era estimular a los investigadores productivos para que, por un lado no se fueran del país, y por otro, para que produjeran más y mejor. La evaluación de los investigadores parece centrarse en su producción de papers, aspecto que debemos revisar y valorizar para medir la producción del investigador en sus términos reales. Se debe apreciar más los rendimientos y los resultados, el impacto económico, social y ambiental de las investigaciones.

ACCIONES Y PROYECTOS RELEVANTES DURANTE MI GESTIÓN COMO DIRECTOR GENERAL
El Programa de Fortalecimiento del Posgrado resultó muy favorable en la formación de recursos humanos en mayor número y calidad, así como en el equipamiento de laboratorios. La crisis de 1984 nos obligó a tomar decisiones como otorgar becas para maestrías, exclusivamente para estudiar en México, excepto en algunas áreas en las que estábamos incipientes o no teníamos infraestructura. Nos vimos en la necesidad de eliminar el apoyo a estudios en ciencias sociales y administrativas, tanto para maestría como para doctorado; era la forma de distribuir lo poco que había para que rindiera más.

Los miembros de la comunidad científica son los hacedores, son los operadores, mientras que Conacyt es administrador, conductor, orientador. El Consejo nunca ha tenido un cuerpo de investigación. Impulsamos que existiera una mayor participación de otros sectores para apoyar la ciencia y la tecnología; fue un aspecto que tuvo buena repercusión, buena simiente para fortalecer centros de investigación y obtener mayores rendimientos.

Otro aspecto importante fue la difusión. En tiempos anteriores, específicamente los de Edmundo Flores, se realizó una gran promoción de libros, y durante mi gestión continuamos con esa política. Entre otros, publicamos cinco volúmenes de Historia de la Ciencia en México. Además, se hizo producción de programas de televisión. El que recuerdo con mayor agrado, fue uno dirigido por Leopoldo Mendívil, "El otro México".

En ese momento era muy importante saber lo que estaban haciendo en Chiapas, en Tabasco, en Quintana Roo, en Baja California en relación con ciencia y tecnología, en el aspecto agropecuario, en el aspecto industrial, en el de servicios, en el turístico, con respeto al medio ambiente… Leopoldo recorrió todo el país en dos ocasiones, haciendo entrevistas y dando a conocer aspectos de trascendencia.

Durante la etapa de gobierno de Miguel de la Madrid, se fomentó la reconversión industrial, buscando la actualización, la mejoría, mayor proyección, menor dependencia del exterior. El propósito de la reconversión industrial era alcanzar 25% de ingredientes nacionales en los productos de exportación, incluyendo la maquila. Se hizo una gran promoción por parte del Conacyt para buscar tecnologías, apoyando a las pequeñas industrias para que las produjeran. La innovación es la base misma para el progreso de cualquier país y para su independencia tecnológica, por lo que, en ese tiempo, recomendábamos a la Secretaría de Economía dónde se podía invertir para que se cumpliese con el propósito del Presidente de la República y que las exportaciones contaran con al menos 25% de ingredientes nacionales. Un aspecto básico para que esto diese resultado fue el Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico, en 1983. En 1985, surgió la Ley para Coordinar el Desarrollo Científico y Tecnológico. Esto se complementó posteriormente, en 1987, con un decreto de Miguel de la Madrid para el estímulo del Desarrollo Científico y Tecnológico y la Comercialización. Creo que estos aspectos legislativos fueron fundamentales para que hubiese un avance importante en el presente y en el futuro de nuestro de país en materia de ciencia y tecnología.

EN CONCLUSIÓN
Creo que el Consejo podría estructurarse como en otros países para llegar a ser una Secretaría de Estado; de esa forma tendría la posibilidad de involucrarse de manera directa y específica con las otras Secretarías, tendría un nivel con el cual se podría coordinar mejor y mayores posibilidades para llegar a un presupuesto de 1% del Producto Interno Bruto; sería el derrotero para que hubiese un mayor impacto y una mayor independencia del extranjero.

Conacyt está bien estructurado, y creo que las rutas que sigue son las adecuadas, pero los recursos son muy pocos. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología es fundamental para asegurar el desarrollo soberano y equitativo de nuestro país, formando recursos humanos indispensables para impulsar una riqueza para todos, e impulsando acciones para resolver problemas específicos de México, porque al fin y al cabo, el Estado es lo que sostiene al Conacyt, y consecuentemente tiene derecho a recibir los beneficios del mismo.

Afortunadamente, en los últimos tiempos se ha acentuado la participación del sector privado, y esto es muy importante porque con esta vinculación, no solamente se aportan recursos económicos, sino que se resuelven problemas específicos de tipo tecnológico que tienden precisamente a encaminarnos hacia la independencia tecnológica a la que aspiran México y todos los mexicanos.

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