Los canales TRP tienen funciones diversas: a las levaduras les sirven para percibir y responder a la hipertonicidad (situación en la cual el medio externo de la célula está más concentrado en sales que el medio interno y esto provoca un desbalance que promueve que la célula se deshidrate); algunos gusanos los tienen en las terminaciones neuronales de su
nariz y los usan para detectar y evadir estímulos químicos nocivos; los ratones machos, para encontrar a las hembras a partir de sus feromonas; y los humanos para distinguir la diferencia entre sabores dulces y amargos, así como discriminar entre temperaturas calientes y frías. En cada caso, los canales TRP intervienen en la percepción sensorial.
A la fecha, se han descrito 7 subfamilias de canales TRP conformadas como tetrámeros o conjuntos de cuatro subunidades, cada una de las cuales contiene seis segmentos que atraviesan la membrana celular y dos regiones intracelulares. Los últimos segmentos de cada subunidad del tetrámero dan lugar al poro o vía de conducción iónica que permite el paso de iones hacia el interior o exterior de la célula
(figura 2). De esta forma, cuando se presenta un estímulo para la activación del canal iónico, éste se abre y permite el paso de iones con lo cual se genera una corriente eléctrica que provoca un cambio en el potencial de la membrana celular en donde se encuentran localizados. Este cambio en el potencial eléctrico de la célula se traduce en una respuesta funcional que puede dar lugar a procesos fisiológicos como la percepción de un cambio en la temperatura ambiental, de un cambio en la acidez del medio, de la presencia de la presencia de una sustancia irritante, la sensasión de dolor, etcétera.
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