Pero lo que ha dado notoriedad al ingeniero es una solicitud de la National Aeronautics and Space Administration (NASA), instancia que pidió al mexicano una muestra de los comprimidos de mango y mamey natural que recién patentó.
“Se enteraron a través de internet que obtuve la patente del mango convertido en pastillas y me pidieron que les enviara una muestra, así como las características alimenticias de éstas. Vamos a enviar un paquete con 20 pastillas de un gramo, el equivalente a un mango”.
El desarrollo de estos comprimidos implica una verdadera innovación, asegura, pues la NASA sólo ha podido encapsular algunos aminoácidos, azúcares y agua como alimento para los astronautas, mas no una fruta. “Las pastillas están elaboradas con pulpa de mango manila, contienen 50% de los azúcares de la misma fruta y se disuelven con la saliva al colocarse bajo la lengua”.
Para elaborar las pastillas de mango, éste se deshidrata, se muele hasta convertirlo en polvo y se procesa en una máquina compactadora para pastillas, propiedad de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, la cual fue adaptada específicamente para ello.
“Al compactar el mango estábamos utilizando estearato de magnesio, pero la NASA nos pidió un producto natural al 100 por ciento y entonces tuvimos que realizar algunos ajustes a los punzones de la máquina del Politécnico, lo que nos permitió eliminar el estearato. Ahora el único ingrediente extra que tienen las cápsulas es mantodestrina, pero éste es un compuesto natural derivado del maíz”. Respecto a las cápsulas de mamey, “ya estamos trabajando en la sustitución del estearato, es lo único que falta para enviar también una muestra de estas pastillas a la NASA”.
El ingeniero señala que, además de ser una buena alternativa para complementar la dieta de los astronautas, las pastillas pueden ser utilizadas por quienes realizan largas expediciones y no pueden llevar grandes cargas de comida, o bien cuando no es posible hacer llegar víveres a zonas de desastre. “La obtención del aguacate en polvo y de las pastillas de mango y mamey son pruebas de que en México sí tenemos ciencia y talento, lo que nos falta es dinero”.
En el año 2005, el ingeniero Dimas Jiménez recibió un financiamiento de tres millones de pesos a través del Programa avance, del Conacyt, a estos recursos le permitieron construir la planta para procesar el aguacate en polvo y registrar nueve patentes, entre ellas las del aguacate en polvo y las pastillas de mango y mamey; lo que le significó el Premio al Mérito Tecnológico 2007. |
Foto: Miguel Ángel Valle
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