En 1932, el doctor P. R. Vessie sugirió que antecesores de enfermos de Huntington migrantes de Inglaterra a Boston, en 1630, pudieron haber sido acusados de brujería. Se desconoce si alguno fue sentenciado a muerte por presentar el cuadro clínico de esta enfermedad (movimientos y conductas anormales).
1 Pero, ¿cómo pudo la Inquisición pronunciarse por brujería en estos casos?
Históricamente, los enfermos mentales han sido percibidos como seres particularmente perversos y violentos, incapaces de controlar sus emociones, o que fueron marcados por Dios de una manera negativa, lo que los convirtió en objeto de desprecio y temor. Ciertamente, aún estamos lejos de despejar muchos de los enigmas sobre el funcionamiento y los padecimientos del cerebro humano; sin embargo, el conocimiento científico ha contribuido a desmitificar los prejuicios asociados a estas enfermedades y con ello cambiar el trato hacia los enfermos
(cuadro 1).