Las intervenciones educativas (normales o por remediar), esporádicas y desvinculadas son, en la mayoría de los casos, ineficaces o de resultados muy pobres. Esto es prácticamente, una verdad evidente o axioma que los dedicados a la enseñanza confirmamos cotidianamente. ¿Qué es lo que puede determinar el éxito de una intervención educativa para mejorar o remediar el aprendizaje? Su planificación eficaz y la organización que, con disciplina y convicción (por supuesto que dándole un lugar relevante a la creatividad e innovación), asegure la adquisición del aprendizaje pretendido. Todo lo anterior podrá ocurrir, siempre y cuando se cuente con la sustentación necesaria.
En materia educativa, así como en otras más, no podemos seguir haciendo las cosas por mera ocurrencia y sin una consulta pública del más alto nivel, en donde debe haber asesoría de expertos en el tema. Conviene que la educación en México tome una dirección apropiada, considerando de manera integral a todos sus constituyentes: la realidad socioeconómica de la mayoría de los mexicanos, el bagaje intelectual real que poseen los alumnos, las demandas legítimas del magisterio para llevar a cabo una docencia de calidad, infraestructura escolar apropiada y una participación ciudadana de altura. Procurando que todo lo anterior se evalúe de manera objetiva y con visión de futuro. |
 |