--> Maderas de latifoliadas. Una de las características fundamentales de este tipo de maderas es la presencia de vasos o poros. Su función es transportar agua y minerales desde la raíz hasta las hojas. Para la identificación de una madera, el tamaño, patrón de distribución y agrupación de los vasos tienen valor taxonómico. El diámetro de los vasos puede ser muy pequeño, desde ‹ 50 µm hasta aquellos que son visibles a simple vista.
La distribución de éstos puede ser:
--> Anular: consiste en la formación de poros en el tiempo de lluvias, por lo que se forma un mayor diámetro que en el temporal de secas.
-->Semianular: el acomodo de los vasos es menos demarcado que en el patrón anterior.
-->Difuso: este ordenamiento no presenta diferencias entre el tiempo de lluvias y el de secas.
Otra característica de importancia taxonómica es la presencia de parénquima axial asociado a los vasos. El parénquima paratraqueal es el que se encuentra en contacto directo con los vasos, mientras el parénquima apotraqueal no está en contacto con los vasos.
Las maderas latifoliadas se caracterizan por la presencia de fibras, y su resistencia depende en gran medida de estos elementos celulares. Generalmente, las fibras de las latifoliadas son consideradas como fibra corta (900 a 1600 µm).
En estas maderas, los radios medulares constituidos por parénquima varían desde muy delgados hasta muy ancho y se encuentran formados por una sola fila de células, aunque en algunas especies, como el encino, se presentan hasta más de treinta células.
-->Maderas de coníferas. Éstas se caracterizan por presentar traqueidas y, debido a la longitud de este elemento celular, son conocidas como maderas de fibra larga (3000 a 5000 µm). La ausencia de vasos es un parámetro para diferenciar las coníferas de las latifoliadas (con vasos). Las primeras pueden presentar canales productores de la resina responsable del olor característico de estas maderas. Los radios medulares generalmente son desde una célula de ancho hasta 30 células de alto. |

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