Desde los años 80 se introdujo la resonancia magnética en el estudio de las funciones cerebrales normales y patológicas, lo cual permitió a los investigadores visualizar qué ocurre en el cerebro durante el enamoramiento. Así fue posible comprobar cómo, en personas que afirman estar profundamente enamoradas, una fotografía o el nombre del ser amado produce activación de la zona cerebral productora de dopamina (el área tegmental ventral, así como en las zonas receptoras de dopamina, en particular los núcleos
accumbens y el caudado anterior –
figura 3–) áreas asociadas a situaciones de euforia y bienestar; la intensidad de la activación se encuentra relacionada con la intensidad del enamoramiento. Curiosamente, estas mismas zonas se activan en las mamás a quienes se presentan fotos de sus bebés, pero no ante la visión de las imágenes de otros bebés.