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»Detector Alice
Hoy sabemos que el átomo no es fundamental, pues existen muchos tipos de átomos y cada elemento de la tabla periódica cuenta con un átomo de diferentes características |
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El ser humano, impulsado por su curiosidad natural, siempre ha buscado entender de qué está formado todo aquello que lo rodea, especialmente las cosas materiales que se encuentran en su cotidianidad; por ello, no es de extrañar que durante su infancia, justo cuando su curiosidad innata está en su mayor esplendor, trate de destruir sus juguetes para comprender cómo están hechos y qué hay dentro. En cierta forma, quienes nos dedicamos a estudiar de qué está hecha la materia a nivel microscópico, hacemos lo mismo, sólo que en lugar de desarmar juguetes, hacemos chocar partículas subatómicas, y para ello utilizamos grandes máquinas conocidas como aceleradores de partículas, con las cuales les proporcionamos energía suficiente para destruirse; de este modo nos muestran cómo se conforman y qué las mantiene unidas.
En los inicios de la historia, el ser humano creyó que todo estaba hecho de cuatro elementos fundamentales: agua, tierra, aire y fuego; una idea basada en el entorno que conocía y en el desconocimiento de otros fenómenos que fueron surgiendo con el tiempo. Fue hasta el esplendor de la Grecia antigua cuando, alrededor del siglo V a. C., nació la idea del átomo (en griego, átomo – 'indivisible'), y se lo concibió como el elemento fundamental del cual todas las cosas estaban hechas. Así, Demócrito consideraba que todos los cuerpos estaban compuestos por agrupaciones de átomos, partículas materiales indestructibles que sólo se distinguían entre sí por su tamaño y forma. |