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El ciclotrón fue evolucionando y, en los años cincuenta, en algunos países europeos fueron instalados aceleradores de partículas con una energía de hasta 500 gigaelectrovoltios |
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En la década de los años treinta, se inventaron los aceleradores de partículas, dispositivos fundamentales para los estudios de física nuclear, diseñados para realizar experimentos con el objetivo de entender cómo era el núcleo atómico. El desarrollo de estos instrumentos llevó a los físicos a desarrollar una nueva práctica científica que se iría diferenciando de la física nuclear. Paralelamente, la observación de varias partículas recién descubiertas (neutrón y positrón en 1932, y mesotrón en 1937) y su explicación teórica dio origen, después de la Segunda Guerra Mundial, a la física de partículas elementales y altas energías.
El laboratorio de radiaciones de Berkeley, en California, fue fundamental para el desarrollo de aceleradores, y creó una nueva práctica de laboratorio que se convertiría en el paradigma de funcionamiento de un laboratorio de altas energías. Para ello fue fundamental la participación de un grupo de físicos liderados por Ernest Lawrence.
EL NACIMIENTO DEL CICLOTRÓN
Lawrence, hijo de inmigrantes noruegos, nació en 1901, en Canton, Dakota del Sur, Estados Unidos. Fue a la Universidad de Minnesota, en 1922, para trabajar con el profesor W. F. G. Swann a quien, posteriormente, siguió a la Universidad de Chicago. Más adelante, consiguió una beca de la National Research Foundation (NRF) de los Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Yale, donde obtuvo su doctorado en 1925. Finalmente, recibió la oferta de ocupar una plaza de profesor asistente en Berkeley, la cual aceptó gustoso. |