A pesar de ocupar hoy día mejores puestos y mayores oportunidades laborales, la condición de la mujer aún continúa limitada bajo la existencia de ciertos parámetros.
“Un concepto que a nivel de estudios de género se ha acuñado es el de techo de cristal, el cual impide a las mujeres pasar a un nivel mayor, tiene que ver con fenómenos de las mismas empresas y con la repartición del poder: las mujeres ascienden hasta cierto nivel, pero de la subdirección no pasan, los directivos son hombres y esto tiene dos causas: que la propia empresa no les da responsabilidades mayores con el pretexto de ser más emocionales, o tienen hijos y anteponen la familia o el matrimonio o el hogar al trabajo”. La otra causa se puede adjudicar a que la mujer “vive con culpa porque descuida áreas que al hombre no le significan problemas como; si sus hijos se sienten abandonados y no hace la tarea con ellos, aunque tenga quien le resuelva el asunto (niñera, cocinera…) tiene la carga de no contribuir a la estabilidad emocional de los hijos, o descuida a la pareja o, incluso, que va a ganar más que el marido, preocupaciones que nunca pasan por los hombres”.
En el concepto hay factores que influyen en el pensamiento de la mujer y “toda una ideología en el entorno que habla de culpas… ‘Sí, llegué al puesto directivo, pero me divorcié’, ‘llegué al máximo, pero descuidé a los hijos’, y ‘emocionalmente no tengo una pareja’. Todo este discurso permea mucho en el mundo de las mujeres, pero en el de los hombres es secundario”.
Finalmente, la doctora García Calderón explica que “El concepto del techo de cristal es que tú ves el cielo y casi lo alcanzas, pero no lo puedes tocar, porque hay un techo que te lo impide; se está a un paso, pero no se llega”.
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