En efecto, la filosofía se aproxima al problema del placer de muchas formas, entre otras, preguntándose por el modo en que se piensa y ha sido pensada su naturaleza, tanto como el modo en que estas ideas han dado lugar y están vinculadas con ciertas costumbres entre los hombres. Es decir, se pregunta por las teorías que guían ciertos hábitos y por la manera en que éstos aparecen, se desarrollan y se transforman, dando lugar a nuevas ideas y a nuevas costumbres, engendrando, además, nuevos problemas. Como un ejemplo de esta clase de investigación, puede tomarse la Historia de la sexualidad de Michel Foucault, que examina cómo la inquietud por uno mismo toma la forma de la práctica del cuidado de sí entre los griegos y, tras diversos cambios y una reelaboración, acaba por dar lugar a las prácticas de la pastoral cristiana.
En este mismo sentido, la filosofía también trata de entender cómo el placer no es sólo una experiencia física, sino una forma cultural que la distingue de una época a otra, pues el arte erótico romano excita y estimula de manera radicalmente distinta al hindú, porque cada uno aprecia como experiencia placentera formas diferentes de llevar a cabo el acto sexual. Así, pues, la reflexión filosófica no sólo busca saber por qué los hombres hacen lo que hacen, sino también, a partir de qué grupo de inquietudes y de qué grupo de teorías se elaboran sus ideas y las ponen en práctica.
Si volvemos a la cama del doctor Graham, podemos identificar la utilización de los fenómenos eléctricos, como una práctica que pone en juego teorías y problemas por igual.
» La cama celestial nos deja ver que en el siglo XVIII teóricamente el placer se asocia con la salud del cuerpo, y que ésta es considerada como un factor básico en la reproducción y la eugenesia, en lo que podemos identificar, a la vez, la inquietud por la propia vida y su perpetuación en la descendencia.
» Además, permite ver que, teóricamente, el placer se concibe como resultado de un proceso mecánico, capaz de ser estimulado por otros procesos de la misma naturaleza; reflejo de la preocupación por dominar la maquinaria del propio cuerpo.
» Teóricamente, en la realización de ese proceso mecánico, puede obtenerse una ganancia, al menos de dos maneras, con la descendencia, pero también con el bienestar; ideas conectadas con la inquietud por la producción de bienes y riqueza. |
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