En 1939 se establecieron los criterios de valoración de un diamante tallado, sobre todo con fines comerciales, conocidos como
Las cuatro C, en referencia a las cualidades de color, claridad, peso o
quilate y corte o tallado (color, clarity, carat, cut). Quizá nos resulte sorprendente saber que no todos los diamantes son incoloros; también los hay de varios colores; ello se debe a que químicamente pueden contener otros átomos que no sean de carbono; es decir, los diamantes que no son incoloros contienen impurezas: los átomos de carbono pueden ser sustituidos por átomos de boro (B) que tiene cinco electrones
o de nitrógeno (N) que tiene siete; cuando ocurre el intercambio de carbono por alguno de estos átomos, las propiedades físicas y químicas del diamante se modifican.
Los diamantes que recibieron boro son azules y los que contienen nitrógeno son amarillos, color que proviene de la presencia de, al menos, cinco átomos de nitrógeno, de un total de 100 mil átomos de carbono. También es posible tener diamantes rojos, verdes o magentas, pero en ellos el color es la combinación de muchos factores y no sólo de la presencia de otros átomos intrusos. Aquí cabe señalar que los joyeros tienen una escala para medir la claridad de los diamantes, sin importar su color. Esta escala es de orden macroscópico y se refiere a la presencia de manchas o defectos que puedan ser detectados a simple vista. En general, aquellos diamantes completamente incoloros –sin impurezas–, ya sea del orden micro o macroscópico, son los más valiosos.
En 1986 se encontró el diamante incoloro perfecto más grande del mundo, en la mina Kimberley, de la empresa DeBeers. Antes de que fuera pulido pesaba 599 quilates –aproximadamente, 120 g– y fue llamado
Centenario, en honor de los 100 años de esta empresa. Al ser pulido y tallado por el experto joyero M. Tolkowsky, quedó reducido al tamaño de un limón (39.90 x 50.50 x 24.55 mm), con un peso de 237.85 quilates, y su tallado quedó definido en 247 caras o facetas, el número más grande que se ha logrado en un diamante. En 1991 alcanzó un valor en subasta de 100 millones de dólares.