La comercialización del polisiloxano es reciente, pues, aunque se sintetizó por primera vez a finales del siglo XIX, fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando se generó tanto la mayor diversidad de estructuras de los silicones como de sus aplicaciones.
En los primeros años se pensó que los productos de silicón tendrían un comportamiento semejante a los del carbón, con la posibilidad de generar alimentos y combustibles. Al avanzar en las investigaciones se mostró, sin embargo, que sus propiedades son totalmente diferentes: mientras que las cadenas de carbono son poco estables frente a ciertas influencias externas, la estabilidad de las uniones (Si–O) corresponde al comportamiento inerte de los silicatos minerales, algo similar a las propiedades del vidrio, lo cual les confiere características como resistencia a la oxidación, a la acción de la intemperie -e, incluso, a altas temperaturas–, suavidad al tacto, además de la flexibilidad y elasticidad mencionadas. |
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