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AGOSTO DE 2008 |
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- +Materiales plásticos: crisis energética y reciclado
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- +Urbanismo en Londres
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- +Tecnologías para compartir
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- +Cadena en favor del ambiente
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ROBERTO FELTRERO |
De las CSL al patrimonio tecnológico y cultural |
La productividad de las prácticas y recursos tecnológicos de las CSL queda fuera de toda duda, pues ha dado lugar a una gran cantidad de software de calidad que se ha convertido en una alternativa viable y valorable frente al software comercial y privativo. Su éxito y su valor se refleja en la adopción de estas prácticas por empresas e instituciones para desarrollar y mejorar software, y para la creación de nuevos sistemas cuya finalidad es elaborar, comunicar, verificar y compartir información y conocimiento (wikipedia, revistas on-line, repositorios institucionales, open peer-review –revisión paritaria abierta–). Sin duda, la tecnología está propiciando la convergencia de las distintas prácticas y principios para la producción del conocimiento.
El mejor ejemplo lo encontramos en las instituciones científicas que están adoptando modelos tecnológicos similares a los de las CSL, como es el formato digital para las publicaciones científicas que provoca la extensión del modelo del acceso abierto. La consulta y revisión abierta de la información y el conocimiento científico es práctica cada vez más habitual en las publicaciones científicas en formato digital disponibles en la Red.** También se experimenta con nuevos modelos basados en herramientas para compartir los recursos computacionales de las distintas instituciones y de los voluntarios en la red*** mediante el llamado grid computing (cómputo paralelo). Todas estas prácticas desencadenan nuevas propuestas epistemológicas bajo los conceptos de Open Science o Free Science (ciencia abierta o ciencia libre).6, 7, 8
Si bien existe cierto paralelismo en la estructura tecnológica, aún hay grandes diferencias entre estas nuevas prácticas y aquellas de las CSL. Mientras que el software de las nuevas redes institucionales impone una centralización jerárquica que determina quién, cómo y cuándo puede acceder a los recursos, la descentralización
es la característica básica de las redes de las CSL. La falta de un control central supone grandes ventajas tecnológicas, pues se ofrecen infraestructuras multipropósito, buenos mecanismos frente a los fallos, sus protocolos son escalables e, incluso, son capaces de autoconfigurarse,9 aunque, obviamente, plantean otro tipo de problemas en lo referente a los límites del acceso a la información. Pero quizá la diferencia más importante estriba en que, mientras las comunidades científicas comparten sólo los resultados de sus prácticas para la elaboración del conocimiento a través de los artículos científicos, las comunidades de software libre comparten todo el proceso de producción colaborativa de ese conocimiento, desde el conocimiento técnico hasta lo relativo a procesos de planificación, evaluación, toma de decisiones, etcétera.
La Sociedad del Conocimiento reclama una mayor participación de todos los actores sociales en la producción de conocimiento. Los ejemplos de las CSL, de
las comunidades científicas o el de la popular wikipedia ponen de manifiesto que los recursos tecnológicos pueden servir para garantizar de manera efectiva esa participación, incrementando el poder de las prácticas para la producción del conocimiento y, lo que es más importante, democratizándolas. Los recursos tecnológicos
y sus prácticas asociadas constituyen, por tanto, un nuevo patrimonio social y cultural que debe ser accesible a todos para compartir la información y así poder cooperar en igualdad de condiciones en los procesos de innovación.
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