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MARZO DE 2008
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VIRGINIA LEÓN-RÈGAGNON
EL ÉXITO DE UNA FORMA DE VIDA
Una existencia exitosa
Cada especie de vida libre en la Tierra alberga, al menos, una especie de parásito; la consecuencia de esta situación es que más de 50% de las especies en el mundo son parásitas. Por ejemplo, la rana leopardo, de la cuenca del río Lerma (Rana montezumae), aloja alrededor de 20 especies de parásitos (platelmintos y nemátodos –ver cuadro 1–), sin contar protozoarios ni virus.

El parasitismo es una forma de vida muy exitosa que ha evolucionado de manera independiente a través de toda la escala filogenética. En muchos grupos de organismos hay especies parásitas que no se encuentran cercanamente emparentadas entre sí como protozoarios, platelmintos, nemátodos, anélidos, artrópodos e, incluso, los vertebrados o las plantas. Algunos grupos, como los acantocéfalos (gusanos con espinas en el extremo anterior) se componen exclusivamente de especies parásitas.

Los parásitos han desarrollado durante su evolución diversas estructuras y estrategias de supervivencia que les permiten vivir y reproducirse en ambientes tan agresivos como el intestino de sus hospederos.

Algunos de ellos presentan ganchos o ventosas en uno de sus extremos (o en ambos), de manera que el movimiento del sustrato o del medio que los rodea no pueda arrastrarlos (figura 1). Por ejemplo, existen gusanos planos del grupo de los monogéneos que habitan en la superficie de las branquias de los peces, y aunque las corrientes de agua que atraviesan estas estructuras respiratorias son muy fuertes, los parásitos permanecen anclados con una gran ventosa provista de formaciones quitinosas que funcionan como pinzas (opistohaptor).

En cuanto a su habilidad reproductiva, podemos citar a los gusanos hembra de la especie Ascaris lumbricoides, los cuales producen cerca de 200 mil huevos diarios, mientras que los céstodos,2 de la especie Taenia solium, son gusanos que en cada segmento o proglótido cuentan con un juego de órganos reproductores masculinos y otro de órganos femeninos, por lo que son capaces de autofecundarse y generar miles de huevos diariamente, o millones a lo largo de toda su vida, la cual puede durar ¡hasta 25 años! Estos huevos pueden perdurar por meses o incluso años, ya que su cubierta es muy resistente a la desecación y a diversas sustancias como el cloro, ácidos, etc., con lo que queda garantizada la infección de otro hospedero a través de su ingesta.

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