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AGOSTO DE 2007
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Enrique arce medina

detalles en la cuenta del tiempo

Evolución del calendario

El calendario surgió como un sistema de cómputo del tiempo y fijación de fechas. El calendario romano, antes de Julio César, consideraba años de diez meses, y sus nombres eran derivados de los números ordinales del primero, al décimo, por supuesto, en latín. En la actualidad sólo los últimos cuatro meses del año septiembre (séptimo), octubre (octavo), noviembre (noveno) y diciembre (décimo) conservan esta antigua nomenclatura.

Cuando Julio César (46 a. C.) adoptó el año de doce meses, introdujo nombres de algunas deidades y astros, por ejemplo, enero recibió su nombre del dios Jano (el que mira hacia dos sentidos opuestos), marzo a Marte (dios de la guerra), junio, a Juno (la representación romana de Hera)... y este fue llamado calendario juliano. Alguien de aquella época tuvo la brillante idea de adular a César proponiendo que uno de los meses llevara su nombre, el Quintus, por supuesto, Julio César –para quien la modestia era un estorbo– aceptó alegremente. El mes de agosto debe su nombre al emperador Augusto, quien le sucedió en el gobierno. Afortunadamente esta práctica no fue secundada por emperadores posteriores, si no tendríamos meses dedicados a Calígula, a Claudio y a Nerón, cuyas locuras y atrocidades tiránicas siguen sin igualarse.

En cuanto los romanos se convirtieron al cristianismo introdujeron la agenda litúrgica para la celebración de los oficios eclesiásticos en los recordatorios más relevantes como la Resurrección, que debía celebrarse durante o después del equinoccio de primavera (21 de marzo), o la Navidad fijada en invierno, quizá para coincidir con el festejo a Baco, dios del vino en la mitología romana.

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