Los trabajos y los días
Los griegos no consideraban una cuenta de días en forma de semanas, mientras que los romanos tenían periodos de ocho días; siete de ellos dedicados a las labores del campo o a los oficios artesanales, y el octavo para vender sus mercancías en las plazas. Para funcionarios y acaudalados, éste era un día de descanso y festejo.
El cambio de ocho a siete días para formar una semana (del latín septimana) apareció en Roma entre el primer y segundo siglos de nuestra era, y se debió a la influencia judeo cristiana, pues debía ser observado –siguiendo las enseñanzas de la Biblia– el descanso del séptimo día.
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