Aristóteles pensaba que la percepción del color dependía de la cantidad de luz y de la oscuridad del objeto, y fue el primer estudioso que intentó definir el color; además, describió los colores básicos relacionados con los cuatro elementos: tierra, agua, cielo y fuego.
En el siglo XIII, el fraile franciscano
Roger Bacon registró sus observaciones sobre los colores a partir del estudio de la reflexión de la luz en el arco iris, atribuyendo el fenómeno a propiedades de la materia. Más tarde, Leonardo Da Vinci clasificó como colores básicos amarillo, verde, azul y rojo de acuerdo con aquellas categorías de Aristóteles, agregando el blanco como receptor de todos los demás colores y el negro (la oscuridad) como su ausencia.
En 1666,
Sir Isaac Newton descubre que la luz natural es separada en una gama de colores que van desde el rojo al azul al pasar a través de un prisma, y concluye que la luz blanca o natural está conformada por todos los colores del arco iris. Posteriormente, Willam Hershel demostró que cada color del espectro visible generaba distintas cantidades de energía.