Son muchas las oportunidades que, como nación, tenemos para regionalizar la planeación energética y el correspondiente suministro con fuentes locales, aplicando
soluciones ad hoc en los distintos sectores de la economía. Por ejemplo, energía del Sol, del viento y del mar para la Baja California, en sustitución del petróleo proveniente del sureste del país; calor solar para procesos industriales en vez del gas importado; generación de electricidad a partir de la basura para servicios municipales, lo que al mismo tiempo resolvería serios problemas ambientales. Son también varias las opciones que de manera individual, familiar o empresarial nos brindan las energías renovables para disminuir la dependencia del petróleo.
Las rutas tecnológicas para aprovechar las energías renovables están bien establecidas. Con el Sol podemos producir electricidad por vía directa, mediante celdas fotovoltaicas, dispositivos de estado sólido que tienen esa propiedad. También podemos producir calor en un amplio rango de temperaturas, mediante captadores planos o tecnologías de concentración de la luz solar, lo que permite proveer agua caliente y calefacción en el ámbito domiciliario y comercial, suministrar energía calorífica a la industria e, incluso, generar electricidad con turbinas convencionales.
Con la fuerza del agua y del viento podemos mover generadores eléctricos, como lo demuestran las pequeñas y grandes centrales hidroeléctricas y tambien las modernas turbinas eólicas. Son varias las rutas para transformar la biomasa en combustibles sólidos, líquidos o gaseosos para aplicaciones domésticas, industriales y de transporte. El mar es una fuente inmensa de energía, al igual que la corteza terrestre, cuyas manifestaciones se conocen como energía geotérmica. Calor, potencia mecánica, electricidad y combustibles para el transporte son formas de energía utilizadas en nuestra vida diaria y que pueden producirse con energías renovables. Los desarrollos tecnológicos avanzan ya para generar hidrógeno a partir de estas fuentes como medio de almacenamiento y como vector energético para múltiples aplicaciones.
Los energéticos renovables son típicamente intermitentes y de relativa baja densidad. ¿Qué pasa cuando las nubes cubren el Sol, o cuando el viento no sopla? Hay tecnologías para resolver estos y otros problemas similares, entre ellas el almacenamiento de calor, o el uso de sistemas híbridos para el aprovechamiento concurrente de varios recursos, como podría ser el caso de centrales eólicas con centrales hidroeléctricas. De ahí que la aplicación de las energías renovables es una cuestión de costos relativos. Sin embargo, hasta ahora no se contabilizan los costos ambientales, sociales y de otra índole, asociados con el uso de combustibles fósiles, ni los subsidios que se aplican durante toda la cadena de suministro, por lo que cualquier comparación con base exclusiva en costos económicos no refleja la realidad del caso. |
 |