El envío masivo de correo electrónico para promocionar productos o servicios (como lo que se pudo observar en el proceso electoral de 2006 en México, por ejemplo) pretendía, en un inicio, servir sólo como publicidad; tal vez una de cada cien personas que recibía el correo, estaba interesada en el producto o servicio y lo adquiría. Hasta aquí, el problema no es tan grave, sobre todo si se anunciaban unos cuantos productos. Pero en la actualidad, el proceso va más allá: existe infinidad de anuncios y, además, los spammers (personas que envían SPAM) pueden obtener dinero por el simple hecho de que el usuario lea el correo electrónico. En internet hay muchos sitios de publicidad, y cuando un usuario abre un enlace, ellos pagan centavos de dólar al dueño del enlace original.

Si el correo no deseado incluye una forma para que el usuario lo lea y lo redirija hacia la página de publicidad en cuestión, los creadores de ese SPAM ganan, por decir, un centavo de dólar por cada correo electrónico leído. Por ejemplo, al mandar 10 mil correos, si sólo 10% son leídos, ellos ganan 10 dólares, pero no emiten tan sólo esa cantidad; envían millones de correos en un día, de diferentes productos o servicios, y cuentan con la tecnología para hacerlo.

Métodos y recursos usados

Otro gran problema es que los spammers no utilizan sus recursos para enviar todo este correo –les costaría mucho dinero– y, además, serían fácilmente detectados. Buscan la forma de ahorrar y de no ser ubicados; esto lo logran localizando equipos vulnerables, servidores de correo mal configurados, equipos susceptibles de infectarse con virus que funcionen como lanzaderas de SPAM (aquí los creadores de virus también ganan dinero), redes inalámbricas abiertas (que ofrecen acceso libre y sin contraseña a cualquier usuario), y otros recursos que no están protegidos y son accesibles para ellos.

Además, al utilizar recursos ajenos se protegen, ya que en caso de demandas o problemas legales, se actúa sobre los dueños o administradores de los equipos afectados.

Una de las técnicas principales de los spammers para obtener direcciones de correo electrónico consiste en recorrer páginas buscando esa información, para lo cual han desarrollado un software automatizado que recorre cientos de páginas al día, extrayendo todas las direcciones posibles.

Aún más, existen las famosas cadenas, que son correos graciosos, de reflexión, de solicitud de ayuda y otros que lanzan alguna maldición si no es reenviado el mensaje a un gran número de conocidos, y con esto, se van acumulando más y más direcciones.