La bioinformática es una disciplina conformada recientemente por dos campos de la ciencia; por un lado la informática, que aportó las herramientas para la construcción y operación de bases de datos relacionales y, por el otro, la biología, que contribuyó con grandes cantidades de información derivada del estudio de los seres vivos, además del planteamiento de problemas muy específicos, de cuya solución dependía un avance científico de gran envergadura: la secuenciación del genoma humano. Sin duda alguna, la aplicación bioinformática más representativa hasta el momento, gracias al análisis, modelado y simulación de las estructuras que conforman el ADN. Fue así como la infraestructura informática no sólo facilitó el trabajo de los biólogos, sino que potenció sus alcances y aceleró el inicio de la era genómica, con nuevos atisbos para conocer tanto el género humano como el resto de especies con las que compartimos este planeta.

Por su impacto científico, médico, ambiental y social las aportaciones de la bioinformática determinarán, en gran medida, nuevos avances tecnológicos que sin duda estarán entre los más espectaculares del siglo XXI. En México su aplicación ha sido inmediata, actualmente la UNAM –a través del Centro de Ciencias Genómicas– y la Sociedad Mexicana de Ciencias Genómicas colaboran en el desarrollo y mantenimiento del Nodo Nacional de Bioinformática (EMBnet México, http://embnet.ccg.unam. mx), miembro de la Red Europea de Biología Molecular; el cual cuenta con bases de datos disponibles en internet e impulsa, mediante cursos y talleres, la formación de profesionistas y doctores en el área, entre otras actividades.

Este mes, Ciencia y Desarrollo presenta, en sus páginas centrales, una incursión a las tecnologías genómicas aplicadas por científicos mexicanos a diversos proyectos desarrollados hoy día en nuestras universidades y centros de investigación.