En el mundo de la ciencia, si algo parece muy bueno para ser cierto, lo más probable es que sea falso. Debe invariablemente tomarse en cuenta la norma de que el universo no otorga favores sin costo o permite que se realice un trabajo sin esfuerzo.
Uno de los favores fabulosos que algunas personas ofrecen lo constituye la noción de que los seres humanos ya desarrollados pueden aumentar su inteligencia con relativa facilidad, tan sólo deseándolo y siguiendo unos cuantos rituales sencillos de expresión corporal.
Esta es la idea que promueve el venezolano Luis Alberto Machado, quien ha logrado una definitiva presencia internacional, lo que atestigua una serie de recomendaciones que reportan sus partidarios: “No cabe duda de que el proyecto en su totalidad será considerado como uno de los grandes experimentos sociales de este siglo”, afirma al respecto B. F. Skinner, psicólogo de la Universidad de Harvard. “El venezolano puede estar ofreciendo el regalo más importante de los países del sur al resto del mundo, desde que los árabes crearon el cero y los hindúes inventaron el ajedrez”, señala supuestamente Newsweek. “Podríamos casi sostener que estamos asistiendo, en todo el mundo, a una revolución aún más importante desencadenada por el método de Descartes en la Europa del siglo XVII”, afirma la revista Lumière, de París.
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