La innovación comienza con ideas creativas. La motivación de los individuos y los grupos que generan nuevos desarrollos dentro de universidades, centros de investigación y empresas tecnológicas no se limita al planteamiento de algo diferente y útil, sino que sueñan con la explotación exitosa de sus ideas. En las sociedades más progresistas, hacer realidad este sueño es un proceso menos complicado.
En las universidades y centros de investigación existe un ambiente favorable para estimular la innovación. Por su parte, el gobierno, los inversionistas y las empresas favorecen los caminos para implementar con éxito las ideas creativas. Esta estructura -combinación de objetividad, actitudes favorables y redes de comunicación- permite resolver necesidades bien identificadas en la sociedad y ofrece una ventaja económica a la comunidad que la propicia, pues, en la actualidad, los países compiten en mercados basados en el conocimiento.