En el México prehispánico se registra un caso de mutilación, representado en la figura del dios mexica Tezcatlipoca (Espejo humeante), caracterizado en los códices (como el Códice Borgia) por un espejo humeante, colocado en la sien, y otro que sustituye el pie (¿primera prótesis?) que le arrancó el monstruo de la tierra, y del muslo sobresale el extremo del fémur. Este mito hace referencia a los movimientos de las constelaciones estelares en los que a veces, en latitudes más australes, una de las estrellas de la Osa Mayor desaparece del cielo porque queda abajo del horizonte.

La palabra proviene del latín prótesis, vocablo que a su vez viene del griego próthesis, de protíhemi (colocar delante) y, a lo largo de la historia vemos que este término ha sido abordado en distintas obras, por ejemplo, en el primer capítulo del Curso teóricopráctico de operaciones de cirugía: en que se contienen los mas célebres descubrimientos modernos / compuestos para el uso de los Reales Colegios por Don Diego Velasco y Don Francisco Villaverde, donde los autores definen la cirugía como: “la acción metódica de la mano del cirujano aplicada sola, o ayudada de algún instrumento sobre el cuerpo humano, a fin de conservarle la salud, restaurársela, si fuese posible o, al menos, hacer la enfermedad tolerable, en caso de que no pueda curarse radicalmente”. Para lograr esos tres objetivos, la cirugía se servía de cuatro medios: unión, división, extracción y adición, equivalentes a los nombres griegos synthesis, dioeresis, exoeresis y prothesis.

Las primeras prótesis
Ambrosio Paré: el cirujano inventor
El pionero de las prótesis en nuestro país
El siglo XX: auge de las prótesis en México
Bibliografía