Un significativo número de investigaciones ha enfatizado sólo los efectos negativos de los ácidos grasos trans de margarinas y otras fuentes de grasa trans de origen industrial; sin embargo, la creciente preocupación de la sociedad por tener productos lácteos y cárnicos más saludables ha inspirado nuevas investigaciones encaminadas a la obtención de leche y carne con grasas positivas para la salud humana como el ácido linoléico conjugado y el ácido ruménico, ya que al consumirlo se propicia la reducción de colesterol en la sangre, además de prevenir enfermedades cardiovasculares.
Económicamente hablando, es necesario buscar dietas de vacas lecheras que puedan reducir ácidos grasos negativos, pero sin reducir la concentración total de grasa en leche, pues, dado que la grasa en leche aporta energía, no es recomendable eliminarla completamente de la leche, porque es parte indispensable de la composición de la misma, así como de sus características organolépticas. Por lo tanto es muy necesario desarrollar proyectos científicos que puedan esclarecer el mecanismo exacto por el cual las grasas trans provocan depresión de grasa en leche. Se tiene que analizar diferentes compuestos o aditivos capaces de reducir la presencia de grasas negativas para la salud humana e incrementar aquellas que la puedan beneficiar.
La leche comercial baja en grasa (2% de grasa) contiene alrededor de 2 gr de grasa por cada 100 ml de leche y, de algún modo, el consumo de leche baja en grasa es recomendable, ya que podría prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y prevenir la obesidad, pero por ahora, consumirla es decisión de cada persona. Sin embargo, resulta indispensable en México legislar el contenido máximo de grasas trans en los alimentos para beneficio colectivo.
En suma, aunque son numerosas las investigaciones enfocadas a esclarecer los efectos negativos de los ácidos grasos trans en la salud humana, su mecanismo de acción y secreción en la leche permanecen inciertos; de ahí la importancia y preocupación de ampliar su estudio, ya que estos datos nos permitirían discernir si existen otros procesos fisiológicos, dentro de la glándula mamaria, involucrados en la secreción de ácidos grasos, o si están presentes elementos ajenos a la dieta que pudieran modificar la composición lipídica de la leche. Este tipo de investigaciones podrían repercutir en la elaboración de leche con una composición de ácidos grasos más saludable y nutritiva. |
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