Los inicios
Ante la anterior perspectiva, en 1990 nació el proyecto “La pintura mural prehispánica en México”, a cargo del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, bajo la dirección de la doctora Beatriz de la Fuente, quien convocó a un reducido grupo de alumnos y colegas para iniciar una investigación que incluiría registro, clasificación y estudio de los murales in situ, bodegas, museos y colecciones en México. Resultaba urgente registrar (en fotografías, dibujos y cédulas) el enorme caudal de información que ofrecían las pinturas murales sobrevivientes, pues su frágil condición –debido principalmente a su exposición a la intemperie– suele ser causa de una existencia más corta que la de la escultura y la arquitectura.
Al adentrarse cada vez más en el estudio de los murales, la doctora De la Fuente comprendió la importancia de analizar las imágenes desde diferentes disciplinas y métodos de trabajo, pues podría haber varias interpretaciones de un mismo fenómeno que, al conjuntarlas, posibilitarían una mejor comprensión de esta manifestación artística. “Propuse a mis compañeros que incorporáramos a nuestros afanes, estudiosos en varios enfoques y especialidades; ello se logró mediante una convocatoria abierta entre la UNAM y el INAH. Nuestros propósitos se extendieron y animaron a otras dependencias de la UNAM –los institutos de Investigaciones Antropológicas, de Biología, de Química, de Astronomía, además del Centro de Estudios Mayas, la Escuela Nacional de Artes Plásticas y la Facultad de Arquitectura–, para que colaboraran con nosotros. Al mismo tiempo, los directivos del INAH convocaron –gracias al convenio establecido con el proyecto– a ilustres investigadores para lograr su participación activa. Así fue como se integró un equipo inter y pluridisciplinario que ha estudiado, desde muy diversas orientaciones, el contexto cultural de la pintura mural precolombina”.
Continúa...
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