Durante la parálisis de sueño –en la cual sentimos que estamos despiertos y no podemos movernos– también puede ocurrir que veamos una parte o todo nuestro cuerpo en el esfuerzo de pedir ayuda o en un intento por alertar al de junto acerca de algún peligro.
En una unidad de cuidados intensivos, el doctor Kevin R. Nelson8 y su grupo, se propusieron investigar por qué unos enfermos, después de ser resucitados, narraban su experiencia cercana a la muerte de manera muy clara con la autoscopía de tipo descorporalización, mientras que otros nada recordaban de lo ocurrido. En su investigación –publicada en la revista Neurology– encontró el motivo de la diferencia: las personas que presentaron la autoscopía pasaban por la experiencia, llamada por él mismo, intrusión del sueño MOR, en el estado de vigilia, con una frecuencia mayor a la de quienes no recordaban su proceso de resucitación.
Es decir, los primeros tenían reportes previos a lo largo de su vida, sobre alucinaciones hipnagógicas e hipnapómpicas (alucinar cuando se está recién dormido o recién despierto) o durante un episodio de parálisis de sueño, o cuando tenían los llamados sueños lúcidos en los cuales, el soñante tiene conciencia de que está soñando (la mayoría de las veces, llegamos a creer lo sucedido en los sueños, por muy extraños que sean, lo cual ha llevado a proponer que todas las noches tenemos un estado de psicosis reversible). Estos autores concluyen que la autoscopía o la experiencia de verse fuera del cuerpo es un fenómeno inherente al sueño de movimientos oculares rápidos.
