Hace 105 años, el 19 de octubre de 1901, el deportista aéreo –como lo solían llamar– Alberto Santos Dumont ganó el Premio Deutsch (100 mil francos) al volar un dirigible motorizado de su invención durante media hora, en torno de la Torre Eiffel.
Era la primera vez que un ser humano montado en un dirigible lleno de hidrógeno y equipado con un motor de gasolina, asombraba a todo París y al mundo con la posibilidad de cruzar los aires dirigiéndose a voluntad –de ahí su nombre– por los cielos de la ciudad, mientras demostraba la factibilidad del transporte aéreo en el futuro.
Santos Dumont (brasileño) convirtió en realidad el sueño de su niñez; en su pasión por la lectura, se había encontrado con la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días, viaje efectuado en un globo cuyo vuelo dependía totalmente de la dirección y fuerza del viento.
El joven Santos Dumont, al enfermar su padre –un acaudalado dueño de plantaciones de café en Brasil– se traslada con él a París y, al fallecer éste, deja al joven Alberto con una gran fortuna que le permite vivir desahogadamente y relacionarse con jóvenes de su condición y aficiones; entre ellas el vuelo en globo que, a fines del siglo XIX, se convirtiera en un deporte, especialmente en Francia, donde se había formado el famoso Aero Club de París. En él los socios construían globos aerostáticos inspirados por los famosos hermanos Montgolfière que habían asombrado a París y a Versalles un siglo antes, con sus ascensiones en gigantescos globos a base de aire caliente.
