El mes de octubre, desde el punto de vista astronómico, es un mes de transición debido a que, aun cuando el cambio de estación ocurre en septiembre, generalmente los cielos de octubre son los que comienzan a estar despejados y nos permiten gozar de la claridad de los cielos del otoño, particularmente en la Mesa Central.
Indudablemente, el espectáculo más extraordinario que se nos presenta es poder ver el único de los muchos universos-isla –que el genio de Kant adivinara–, el cual es visible a simple vista; me refiero a la galaxia espiral de Andrómeda situada cerca de la esquina noreste de la constelación Pegaso, constelación formada por un gran cuadro de estrellas muy fácilmente localizable si miramos hacia arriba de nuestras cabezas a mitad del mes, y a eso de las 22 horas.