Como hemos visto, la complejidad del mundo, desde el Universo estelar hasta la vida microscópica, se refleja la frase atribuida a Demócrito: “Todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad y el futuro parece ser una mezcla de cuestiones predecibles y azarosas”.
La vida es un evento difícil de presentarse, y la vida inteligente es todavía menos probable, aunque no imposible; pero dentro de esa pequeña probabilidad existimos nosotros, como especie inteligente, quizá no seamos únicos en el mundo pero, ciertamente, formamos parte de una muy pequeña proporción; por ello, nuestra responsabilidad de supervivencia va más allá de la preservación de nuestro planeta.
Quizá las enseñanzas más destacables en nuestra corta historia sean: que la condición para supervivir es mantener la diversidad y la prudencia, pues por mucho que nuestro conocimiento acerca de la Naturaleza y la humanidad se incremente, el futuro tendrá siempre una dosis de incertidumbre; que muchas de las alternativas de solución a los problemas actuales derivan de una excesiva confianza en la predicción del futuro, con la que conviene ser muy cuidadoso, pero, sobre todo, vale la pena enfatizar que nunca encontraremos la solución a los problemas actuales en la ignorancia, sino en el conocimiento. |
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