Es importante considerar la intervención que han tenido los medios de comunicación masiva (especialmente el cine y la televisión) en la imagen que la gente tiene sobre los científicos. Su influencia es tal, que ha afectado la percepción de los jóvenes acerca de la práctica científica y, quizá por prejuicio, alteran su decisión de cursar una carrera de este ámbito.

La forma en que algunas películas muestran a un científico suele dar una versión distorsionada sobre su desempeño, por ejemplo, cuando abordan temas como la construcción de armamento bélico, la emisión de contaminantes o la manipulación de material tan delicado como el ADN y ni qué decir de las células madre embrionarias (sólo por citar algunos ejemplos). Casi siempre la línea que se sigue en estas adaptaciones de la realidad es la destrucción de la humanidad.

También está el falso estereotipo del científico distraído en sus investigaciones (generalmente, varón) y que siempre tiene una respuesta para todo, que propone teorías novedosas que de principio son rechazadas, pero que al final resultan ser válidas, con lo cual gana prestigio, dinero y logra, además, quedarse con la mujer bonita del cuento. Lo cierto es que el verdadero reconocimiento se logra por la labor constante al poner las ideas a prueba a través de la experimentación y publicación de resultados en revistas científicas especializadas (los journals).

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