La estructura de las redes de transporte del territorio fronterizo entre México y los Estados Unidos ayuda a visualizar la incompatibilidad socioeconómica entre ambos países, y también permite ver que las redes urbanas históricamente se han conformado de manera indistinta, hasta cierto punto, sin relación. Hoy sus ciudades muestran una importante transformación organizativa e infraestructural debido a la necesidad de que sus sistemas encuentren ejes de similitud capaces de permitir la interacción, requisito fundamental de la dinámica global actual.

El urbanista español Luis Racionero³ planteó, hace dos décadas, que México conformaba un sistema disperso con una aleatoriedad urbana resultante de las inercias económicas, sociales y políticas. En la actualidad, esa aleatoriedad ha favorecido el desarrollo del país, pues la dispersión de pequeños núcleos demográficos alrededor de las grandes ciudades sugiere la expansión de las redes de transporte, el aumento en el abastecimiento de servicios fundamentales para la sociedad y, por lo tanto, la conformación de áreas metropolitanas que atraen consigo una dinámica de desarrollo. También afirmó que el sistema urbano estadounidense era aglomerado** por su alto grado de urbanización estructurado mediante redes de transporte y de servicios básicos bien planeados, los cuales brindan accesibilidad al territorio y mejor calidad de vida a sus habitantes, quienes alcanzan condiciones de desarrollo consideradas de primer nivel.

De esta forma, una buena estrategia de planeación urbana consiste en: realizar ejercicios comparativos de áreas espaciales similares, a un lado y otro de la frontera; analizar sus diferencias de distribución de usos de suelo residencial, industrial, comercial, de equipamientos e infraestructuras para destacar la concentración poblacional; y determinar la intensidad de la relación transfronteriza existente.

Es necesario ubicar los centros de actividad económica con mayor influencia para determinar la magnitud de la cooperación económica que mantienen ambos países, en un marco de argumentación y debate, sobre la asignación de recursos públicos y privados que deben ser destinados a las áreas fronterizas, pues es importante implementar carreteras y otras vías de comunicación, además de tecnologías diversas; aumentar los servicios públicos y conciliar acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ayuden a fortalecer la economía estadounidense y a desarrollar socioeconómicamente el lado mexicano.