Hace 15 mil años, durante una tempestad, un rayo petrificó una parte de la arena que cubría el desierto de Libia, convirtiéndola en fulguritas, las cuales nos permiten saber cómo era nuestra atmósfera en aquella época.
Las fulguritas –especie de cápsulas del tiempo que encierran la atmósfera del pasado– se originan durante las tempestades o tormentas eléctricas al caer un rayo sobre las arenas del desierto, las cuales resultan fundidas por la alta temperatura que el rayo genera. Su forma es muy caprichosa, pero más o menos columnar y algunas de ellas llegan a tener longitudes de varios decímetros.