“En mi opinión, uno de los grandes desafíos del futuro es preservar la creatividad de los investigadores frente a los límites de orden financiero y organizativo cada vez más opresivos”, escribe el científico francés Pierre Joliot, en lo que puede considerarse una declaración de principios para acometer, con elegante serenidad, una valerosa crítica a los múltiples peligros que actualmente amenazan la actividad científica, en su ensayo La investigación apasionada.
En un entorno mundial en el que se ha aceptado –dócil o trabajosamente– que los criterios de la economía de mercado determinen el quehacer científico, la de Joliot parece ser una voz solitaria que aún pugna por entender la ciencia como un arte, un juego, un riesgo, una aventura.
*Instituto de Investigaciones Bibliográficas