La creciente demanda de energía, así
como el uso excesivo de combustibles fósiles
y sus costosas consecuencias para el ambiente han
motivado la búsqueda de fuentes alternas de
energía. Dentro de éstas se encuentra
el hidrógeno (H2), un energético capaz
de sustituir el petróleo y sus derivados en
diferentes aplicaciones, ya que no contamina, es muy
abundante y renovable.
El posible agotamiento del petróleo, y la consecuente
caída de su uso como energético, aumentan
la necesidad de buscar opciones garantes del desarrollo
sustentable. En este sentido, Estados Unidos, Canadá,
Japón y los países de la Unión
Europea apuestan al H2 como solución
y, en consecuencia, destinan recursos financieros,
públicos y privados, para investigación
y desarrollo tecnológico; al mismo tiempo,
promueven actividades multidisciplinarias, de capacitación
y de difusión acerca de su trascendencia. Estos
programas facilitan la evolución hacia el uso
del novedoso energético, con la mira en el
incremento de la eficiencia técnica y económica
de sus sistemas.
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