El cultivo del chile habanero
en Yucatán
En este estado, la siembra puede efectuarse en
cualquier temporada del año con el riego
adecuado; pero la época de lluvias (junio-septiembre)
reviste especial importancia, pues las temperaturas,
humedad y luminosidad favorecen mayores rendimientos.
Las plantas de chile habanero no se siembran directamente
en el suelo; es común que las semillas se
germinan en sitios especiales llamados almácigos,
los cuales ofrecen condiciones muy favorables de
suelo, luz y agua para posibilitar un buen crecimiento,
así se obtienen las llamadas plántulas,
que se trasplantan al sitio de cultivo y también
suelen producirse en charolas de poliestireno. En
las localidades tradicionales, los almácigos
se hacen en estructuras elevadas conocidas en la
región como canché.
El terreno adecuado es un sitio no susceptible a
inundaciones; en caso de contener vegetación
alta y abundante, ésta sea cortada y quemada.
Por otro lado, si el terreno es de uso continuo,
en vez de quemar, es conveniente aplicar herbicidas
desecantes, y si se trata de suelos mecanizados
es necesario hacer un surco de 20 a 25 cm de profundidad
para permitir el desalojo de agua.
En Yucatán predominan los cultivos en superficies
pequeñas y pedregosas denominadas mecates,
que son unidades de superficie de 400 m2 (20 x 20
m), en los cuales, con apoyo oficial, algunos productores
han cultivado superficies de varias hectáreas
en suelos pedregosos y, actualmente, se empieza
a promover el cultivo en estructuras protegidas.
La superficie de cultivo en el estado es cercana
a las 400 hectáreas (INEGI, 2004) y los rendimientos
varían entre ocho y doce toneladas por hectárea
(ton/ha), en suelos pedregosos al norte del estado,
y de 10 a 15 ton/ha en suelos mecanizados al sur.